miércoles, 3 de diciembre de 2008

Utopías de Navidad


Llegó diciembre con todo su esplendor y rimbombancia de las fiestas de fin de año, de pronto veo la publicidad local en la TV y algo ha debido cambiar o quizá nunca lo percibí, dada mi estrechez mental; todos los anunciantes ofrecen que por la compra de su producto, éste ayudará a sonreír a un niño. Vaya acto de caridad.
Muchos se empeñan en otorgarles una navidad inolvidable a “nuestros hermanos” regalando baratijas. Otros más avezados venden rifas “pro navidad del niño” y al final nunca se sabe si efectivamente el beneficio fue para los niños.
Seguro dirán que soy un aguafiestas, un resentido; es que no quepa en mi cabeza acordarse de ellos [nuestros hermanos] sólo en estas fechas ¿y los otros 364 días? ¿Porqué utilizarlos para nuestros mezquinos afanes publicitarios…?
De pronto una ola de sensibilidad y amor al prójimo nos invade, en todos lados vemos anuncios que dicen: es tiempo de paz, es tiempo de amor, es tiempo de compartir… es Navidad.
Hay de aquellos que van a ofrecer show de bailarinas con diminutos trajes, en la que estoy seguro los que más vamos a disfrutar somos los mayores. Algunos anónimamente ofrecerán chocolatada en los barrios alejados, a ellos mi homenaje y respetos, obviamente bendiciones para todas sus familias.
En medio de esta batahola, surge una pregunta: ¿qué pasaría si toda nuestra energía y recursos la juntáramos para mejorar nosotros como sociedad, como ciudadanos y como personas? No creen que podríamos de alguna u otra manera reducir la brecha social existente y no acordarnos de los que nos necesitan sólo en fechas importantes, entonces ahí nos daremos cuenta absolutamente todos que una Navidad sin diferencias no es utopía.