martes, 29 de septiembre de 2009

UN OTORONGO MAS, SÍ IMPORTA


A propósito de cada impresentable que “dizque” nos representa, creo que es momento de elevar mi voz de protesta para ver si alguien hace algo y de una buena vez frenar y erradicar a cuanto pillo pretende asirse de una curul. Con 15% de aprobación ciudadana la percepción general es que la imagen está devaluada, deteriorada y desahuciada por los desatinos y sinvergüencerías propios de quienes lo integran.
Es inconcebible que cada periodo congresal sea peor que la anterior y traiga entre los elegidos cada vez dignos caraduras representantes de la conchudez y anomia; los personajillos en cuestión no escatiman en gastos, saben que de salir electos recuperarán su inversión, dilapidan su tiempo y dinero en millonarias campañas electorales prometiendo erradicar la pobreza y la desnutrición posando para las fotos fingidamente besando niños con sus caritas cubiertas de moco y cuarteadas por el frío, almorzando campechanamente ‘saltadito de trigo’ en cuanto comedor popular visitan en su itinerario prosélito, ofreciendo ilusamente sacarlos de la miseria si son los afortunados elegidos, como si ellos dictaran las políticas de gobierno, olvidándose que su principal tarea es legislar, que proviene del latín legislare y tiene dos acepciones: la primera, hacer y elaborar leyes; la segunda, aprobar las leyes.
Hubo una congresista de Perú Posible, la “Chuqui...val” que le decían; fue la pionera de esta horda de descarados y sinverguenzas que secuestraron el congreso para beneficio propio, ella muy oronda aseveraba: “métanse de congresistas, para que ganen plata” cuando la prensa indagaba sobre los gastos operativos.
Otra perla de nuestra fauna congresal es Elsa Canchaya, suspendida por 120 días sin goce de haber por la contratación de su empleada doméstica como su asesora. El APRA tampoco podía quedarse atrás al sumarse en el festival de escandaletes congresales con contrataciones fantasmas como las de su legisladora Tula Benites, hoy desaforada. Walter Menchola ofreciéndole un lugarcito como asesora a su amante, una precoz estudiante universitaria; La “señora ley” la misma que hace temblar a maridos pegalones /oiga señora ley/atienda señora ley/ es acusada por su asistente de obligarla a lavarle los pies, además de humillarla verbalmente con su coprolálica cháchara; un pintoresco ejemplar es el congresista “come pollo” cuestionado por adulterar recibos de consumos excesivos de pollos a la brasa para justificar sus gastos operativos; y otra más avezada es la congresista "robaluz" quien tiene una condena firme de cuatro años de prisión suspendida por la comisión del delito de hurto agravado de energía eléctrica cometido por su empresa Proalim; no puedo dejar de mencionar al vistoso congresista “mata perro” sí, aquel que se hizo conocido por quitarle la vida a una indefensa mascota más que por su producción de proyectos de ley de interés nacional o en favor de su natal Huancavelica. Diera la impresión que lo vimos y oímos todo, pero cómo se esfuerzan estos esperpentos por estar en el ojo de la tormenta, otro padrastro de la patria es denunciado en estos días por su ex trabajador, quien asegura que Víctor Mayorga representante de Cusco, le obligaba a cuidar la casa del congresista y hasta de planchar sus camisas.
Frente a ello surgen unas preguntas ¿Por qué para aspirar a ser candidato al congreso se pide menos requisitos que para ser cualquier empleado de limpieza? ¿Por qué cualquier prontuariado hijo de vecino puede aventurarse a candidatear? ¿Por qué siempre nos equivocamos y obedecemos más al corazón que a la razón?
En el colmo de la desfachatez y para martirio nuestro, a partir de 2011 al modificarse el artículo 90º de la carta magna, se incrementará el número de congresistas de 120 a 130; es decir, 10 nuevos y afortunados comechados más, llevándosela fácil 15.600 nuevos y simbólicos solcitos, sin contar otras gollerías como sus gastos operativos y escolaridad. Ay Dios mío ilumínanos para elegir mejor… y no dejes que nos engatucen, nos estafen, nos timen, aparta Señor a cualquier vendedor de sebo de culebra. Te lo pedimos Señor.